2025 será nuevamente un año desafiante para los medios de comunicación tradicionales. El panorama se verá fuertemente condicionado por un entramado de desafíos tecnológicos y conductuales que hacen de su futuro un terreno lleno de incógnitas. La transformación digital ha sido y sigue siendo un tsunami que afecta con los modelos clásicos de información, obligando a los medios a reinventarse o a desaparecer.
La digitalización ha cambiado para siempre la forma en que se consume, produce y distribuye la información. Los medios tradicionales, como la prensa impresa y la televisión, han visto cómo sus audiencias migran hacia plataformas digitales, donde la rapidez y la personalización del contenido son la norma. La necesidad de encontrar modelos de monetización sostenibles se agrava con la disminución de la publicidad tradicional, que ha sido capturada por gigantes tecnológicos. La implantación de muros de pago es una solución, pero su éxito varía y no todos los medios pueden permitirse el lujo de prescindir de una amplia audiencia libre.
La inteligencia artificial (IA) y el big data son otras tecnologías disruptivas que están redefiniendo el periodismo. La IA puede automatizar procesos de redacción, análisis de grandes volúmenes de datos para la creación de noticias, y personalización de contenidos, pero también plantea retos éticos sobre la manipulación de la información y la pérdida de empleos en la industria. Además, el uso de algoritmos en la distribución de noticias puede crear «eco» informativo, donde los usuarios viven en burbujas de información que refuerzan sus propias creencias, aumentando la polarización social.
La desinformación y las fake news se han convertido en armas en guerras híbridas, donde actores estatales y no estatales buscan influir en la opinión pública. La lucha por la veracidad y la credibilidad se intensifica, y los medios deben combatir estas campañas de desinformación que pueden originarse desde cualquier parte. Es por ello, que la viabilidad de los medios de comunicación es más importante que nunca para la sociedad.
La regulación de los medios digitales es otro reto global. Con distintas legislaciones en cada país, los medios deben adaptarse a normativas que a veces protegen y otras veces limitan la libertad de prensa. La Unión Europea, por ejemplo, ha avanzado en regulaciones que protegen la privacidad y combaten la desinformación, pero la implementación y su efectividad varían ampliamente.
Los medios de comunicación globales navegan, entonces, por un mar de cambios tecnológicos, luchan contra las noticias falsas, y deben adaptarse a una geopolítica cada vez más compleja. Su supervivencia y relevancia dependerán de su capacidad para innovar mientras mantienen la esencia del periodismo: informar con precisión, responsabilidad y compromiso con la verdad.
Por Felipe Lozano, consultor sénior en Estudio de Comunicación.