Paz, amor y ¿helado?

Una de las historias que nos ha dejado este verano atípico en todos los sentidos ha sido la decisión de la compañía estadounidense Ben & Jerry´s, división de la multinacional angloholandesa Unilever, de dejar de vender helado en los territorios ocupados palestinos.

Así que, helado de esta marca es lo que van a dejar de poder consumir los 650.000 israelíes que viven en unos asentamientos calificados por gran parte de la comunidad internacional y las Naciones Unidas como de ilegales.

La decisión de no renovar la licencia de distribución a la empresa israelí que los produce para esta zona, y que ha provocado una gran polémica en todo el mundo, se ha tomado porque, según asegura Ben & Jerry´s en un comunicado:  “Vender helados en estos territorios ocupados es incompatible con nuestros valores”.

Ante este hecho, bastante peculiar y llamativo para una compañía que se debe a su cuenta de resultados (o tal vez precisamente porque se debe a su cuenta de resultados) ha habido reacciones de todo tipo.

Por un lado, las más virulentas, las del Gobierno israelí y los propios israelíes en redes sociales.

El primer ministro Naftali Bennet llamó al Consejero delegado de Unilever (según un medio israelí) para comunicarle que esta decisión es una “rendición al terrorismo y al antisemitismo”. A su vez, sentenció: “hay muchas marcas de helados pero sólo un Estado judío” y le advirtió de que Israel actuará “de forma agresiva contra cualquier tipo de boicoteo hacia sus ciudadanos”.

El ex primer ministro Benjamin Netanyahu publicó un tuit en el que afirmaba: “Ahora los israelíes ya sabemos qué helado no comprar”. Tuit que por supuesto aplaudieron miles de ciudadanos de este país.

Se daban asimismo las respuestas de aquellos que les demandaban extender su coherencia y dejar de vender también en otras zonas como el Kurdistán ocupado o el Norte de Chipre.

Por otro lado, ha habido una corriente masiva de apoyo a la decisión. Miles de tuiteros  aseguraban que  la compañía había ganado un nuevo cliente.

El comunicado se recogió por prácticamente todos los medios del mundo. Si Ben & Jerry´s era una marca conocida, desde ese día lo es todavía muchísimo más.

Pero no se quedó ahí. No sólo se habló de Ben & Jerry´s, también se la posicionó con unos determinados valores de marca muy claros. Y eso, sin duda, es un gran triunfo para cualquier corporación.

Esta decisión, una peculiar maniobra de marketing a la que contribuyó enormemente el gobierno israelí, pone sobre la mesa la evidencia de que nos encontramos en la era del compromiso de las marcas. Es un ejemplo “extremo” de cómo las marcas ya no pueden, ni quieren, dejar de  tomar partido por determinadas causas.

La decisión de Ben & Jerry´s, aunque arriesgada y con una derivada difícil de medir (¿hasta dónde va a llevar su integridad?), es  acertada. Primero, porque ha conseguido una gran notoriedad con un solo comunicado, segundo porque es coherente con sus acciones precedentes y tercero, porque ha sabido leer bien el transcurrir de los tiempos.

El consumidor está pidiendo a las compañías que se involucren y tomen postura, también, en cuestiones sociales y políticas. No quiere ambivalencia. Y Ben & Jerry´s  desde luego que en este asunto no la ha tenido.  Tampoco es su primera postura clara. Ya lo ha hecho en torno a movimientos como el Black Lives Matter o los derechos LGTBQ con campañas bastante llamativas.

En el público objetivo se ha instaurado la idea de que esta empresa persigue la coherencia con sus valores de marca (recordemos: paz y amor) aunque por el camino se deje parte de su negocio y sufra las presiones de todo un Estado.

Estamos convencidos de que a la larga, su ya mencionada cuenta de resultados se lo agradecerá. y de paso, tal vez, contribuyan a poner el foco en un complejo conflicto  y ser una parte de su solución.

Por Cecilia Díaz, consultora sénior de Estudio de Comunicación.

@Ceciliadiazmart

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