LinkedIn – Sonia Díaz, Socia en Estudio de Comunicación.
Las reseñas en línea se han convertido en un factor determinante en la decisión de compra de los consumidores. Plataformas como Google Reviews, TripAdvisor o Amazon han transformado la manera en que evaluamos productos, servicios y establecimientos. Sin embargo, la proliferación de reseñas falsas ha generado un problema creciente que pone en jaque la credibilidad de estas valoraciones. ¿Hasta qué punto es ético y legal pagar por reseñas positivas? ¿Qué medidas establece la normativa europea para evitar este fenómeno? ¿Cómo pueden las empresas abordar este problema desde la comunicación y el marketing?
El deseo de mejorar la reputación online ha llevado a muchas empresas a recurrir a estrategias cuestionables, como la compra de reseñas positivas. Existen agencias y plataformas especializadas en generar opiniones favorables, a menudo redactadas por perfiles ficticios o usuarios pagados. Según el informe «Screening of Online Consumer Reviews across the EU» de la Comisión Europea, aproximadamente el 55% de las reseñas en línea analizadas en 2022 mostraban indicios de manipulación. El informe también destaca que muchas de estas reseñas fraudulentas provienen de redes organizadas que utilizan inteligencia artificial para generar comentarios falsos de manera automatizada. Además, el documento señala que las plataformas con mecanismos de verificación más estrictos reducen significativamente la incidencia de reseñas engañosas. Otro estudio realizado por el organismo británico Competition and Markets Authority (CMA) refuerza estos hallazgos, estimando que el 40% de los consumidores ha sido influenciado por valoraciones fraudulentas al tomar decisiones de compra en línea.
El problema no solo afecta a los consumidores, sino también a la competencia leal entre empresas. Un negocio que invierte en reseñas falsas obtiene una ventaja desleal sobre aquellos que construyen su reputación de manera legítima. Además, la proliferación de valoraciones engañosas erosiona la confianza del consumidor y reduce la eficacia de las reseñas como herramienta de decisión.
Para frenar este problema, la Unión Europea ha endurecido su marco normativo mediante la Directiva (UE) 2019/2161, conocida como la «Directiva Ómnibus», que refuerza la protección del consumidor en el comercio digital y establece sanciones más severas contra las prácticas desleales, incluyendo la manipulación de reseñas. Esta legislación prohíbe terminantemente la publicación de opiniones que no sean de consumidores reales que hayan adquirido un producto o servicio. Asimismo, obliga a las plataformas a verificar la autenticidad de las reseñas y a especificar los métodos utilizados para su validación. También exige que los sitios web indiquen si las opiniones han sido incentivadas con descuentos, regalos u otros beneficios. En caso de incumplimiento, las empresas pueden enfrentar multas del 4% de su facturación anual en el país afectado.
En España, la transposición de la Directiva se ha realizado a través del Real Decreto-ley 24/2021, que modifica la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y la Ley de Competencia Desleal. Esta normativa prohíbe expresamente la publicación de reseñas falsas y obliga a las empresas a garantizar la autenticidad de las opiniones que aparecen en sus plataformas. También impone la obligación de indicar si las reseñas han sido incentivadas con descuentos u otros beneficios y establece sanciones económicas que pueden alcanzar hasta un millón de euros o el 4% del volumen de facturación de la empresa infractora.
A pesar de estas regulaciones, el cumplimiento efectivo sigue siendo un reto. Un buen número de compañías operan en zonas grises del mercado digital o utilizan intermediarios para encubrir la manipulación de reseñas, como fue el caso de la empresa estadounidense Sunday Riley, sancionada en 2019 por la Comisión Federal de Comercio de EE.UU. (FTC) tras descubrirse que empleados de la compañía escribieron reseñas falsas sobre sus productos en Sephora para mejorar su reputación online.
Para una empresa, la estrategia de comprar reseñas puede parecer una solución rápida para mejorar su reputación. Sin embargo, los riesgos son altos y las consecuencias pueden ser graves, no solo por las posibles multas económicas sino porque la credibilidad de la marca puede verse seriamente afectada. Si estas prácticas se hacen públicas, los consumidores pueden llegar a boicotear la marca y generar una crisis reputacional difícil de revertir.
Estrategias para combatir las reseñas falsas
Ante esta situación, las empresas deben monitorizar y denunciar las reseñas fraudulentas, además de adoptar estrategias de comunicación y marketing que fomenten valoraciones legítimas y orgánicas. Una forma de hacerlo es incentivando a los clientes reales a dejar sus valoraciones después de una compra, por ejemplo, a través de recordatorios o programas de fidelización. También es fundamental responder de manera profesional y proactiva a las críticas negativas, abordando sus causas y ofreciendo soluciones a los clientes insatisfechos. La mejor manera de fortalecer la reputación digital es brindar experiencias de calidad que generen comentarios auténticos y positivos. La mejor reseña es siempre la de un cliente satisfecho.
El fenómeno de las reseñas falsas es un desafío que afecta tanto a consumidores como a empresas y plataformas digitales. La solución final radica en un compromiso ético por parte de las marcas y en la adopción de estrategias de comunicación transparentes y orientadas al cliente.
En un entorno digital donde la confianza es un activo valioso, la autenticidad es la mejor estrategia de marketing. Las empresas que inviertan en calidad, atención al cliente y una reputación bien gestionada serán las que prevalezcan en el mercado a largo plazo. Al final, la credibilidad seguirá siendo uno de los pilares fundamentales del éxito empresarial.