El rigor de Martí Saballs
Con frecuencia muchos periodistas publican libros que son fruto de la experiencia adquirida en los Medios de Comunicación para los que trabajan. Es una fórmula que comparto, siempre que se escriba con libertad y rigor.
Con frecuencia muchos periodistas publican libros que son fruto de la experiencia adquirida en los Medios de Comunicación para los que trabajan. Es una fórmula que comparto, siempre que se escriba con libertad y rigor.
Estaba leyendo una noticia de El País sobre cómo Hollywood utiliza Twitter para predecir el fracaso o el éxito de sus películas cuando me quedé clavada en un entrecomillado de Ben Carlson.
La proliferación de las redes sociales y la multiplicación de sus usuarios están propiciando una nueva revolución en el mundo de la comunicación de la que sólo hemos vivido los primeros pasos.
Cuentan los medios que el “gabinete de crisis” de un diario español está trabajando a pleno rendimiento para conseguir recortar gastos y evitar así que las pérdidas abran un gran agujero difícil de tapar y de asumir.
Nos sentamos en el salón de una casa a ver la pequeña pantalla y el televisor ya no es el único protagonista. Nos encontramos en esta habitación al hijo tuiteando su programa favorito por el ordenador.
Sólo hace falta conectar la radio, encender la televisión o leer alguna columna de periódico para ver que el tema de la Comunicación copa, hoy en día, la actualidad informativa.
Allá por los años 80 surgió un proyecto editorial original e interesante “Un día en la vida de…” y libro tras libro se iba poniendo tras los puntos suspensivos el nombre de un país: Canadá, Irlanda, Italia, España, Japón, China, etc.
Al tradicional problema de la contaminación le ha salido otra pata, la publicitaria, aquella que no deja colillas y nubes tóxicas en el horizonte pero convierte el paisaje urbano en un muro de numerosos mensajes que nos agotan.
Carmela Ríos, periodista de Cuatro, ha sido galardonada recientemente con el Premio Ortega y Gasset de Periodismo digital por su retransmisión del 15M a través de Twitter.
Me planteo este post más como una reflexión, que como una aseveración sobre cómo deben acometer las empresas e instituciones sus estrategias de comunicación externa cuando una crisis gigantesca las arrasa sin piedad.