Problemas de comunicación
La comunicación es clave para gestionar con éxito una crisis. Comunicar mal no es un pecadillo intrascendente sino un fracaso que se suma y magnifica otros
La comunicación es clave para gestionar con éxito una crisis. Comunicar mal no es un pecadillo intrascendente sino un fracaso que se suma y magnifica otros
Son muchas las empresas cuya reputación se ve a menudo en la picota pública por los comentarios inopinados y poco meditados de sus directivos en las redes sociales y comentarios vertidos desde una cuenta privada, salpican inevitablemente…
Para bien o para mal las nuevas tecnologías y la omnipresencia de las redes sociales en todos los órdenes de la vida, han generado una realidad en la que personas individuales, empresas, instituciones o incluso símbolos están sometidos a un escrutinio constante y lo que es peor, inmediato.
Charo Gómez, Fernando Geijo y Silvia Rodríguez impartieron una clase de comunicación de crisis en la Universidad Camilo José Cela.
Al ver la imagen, que se ha repetido hasta la saciedad en las portadas de los diarios de todo el continente en los últimos días, cabe preguntarse si es más una risa nerviosa o un posado para las muchas cámaras.
La inveterada afición del presidente estadounidense Donald Trump por Twitter para la expresión de sus filias, fobias, elogios, críticas, soflamas, diatribas y opiniones varias, parece haber abierto una nueva especialidad en la comunicación de crisis de las compañías estadounidenses.
El Periódico de la Publicidad publica el artículo de Adolfo Lázaro, director en Estudio de Comunicación “Cuando el cambio de nombre es inevitable. ¿O no?”, en el que se refiere al cambio de nombres en las marcas tras una crisis reputacional.
Muchas veces, especialmente en situaciones especialmente delicadas para las empresas, la labor del comunicador de la misma consiste en neutralizar la publicación de artículos que perjudican los intereses de la Compañía.
La muerte a tiros del jaguar que formaba parte de una ceremonia de la antorcha olímpica en Brasil, cuando el pobre felino abandonó su perímetro de seguridad, no deja de ser un elemento funesto más, que roza incluso el realismo mágico.
Afrontémoslo, es inevitable que cualquier empresa tenga una crisis. Crisis, entendida tal y como estipula la RAE en una de sus definiciones como “cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados”.