Se acabó el verano, pero no la crisis en la que seguimos instalados, pese a los anunciados brotes verdes que no terminan de germinar. En estos malos tiempos para la lírica, las empresas buscan alternativas novedosas para capear el temporal y estar más presentes en la sociedad con acciones que todos pretenden sean buenas, bonitas y baratas.
Ahora, la prioridad máxima de las empresas parece estar centrada en la reducción de costes a toda costa. Lo que antes se consideraba inversión ahora se considera gasto y por ello los departamentos de marketing y comunicación de las empresas intentan “exprimir” al máximo la capacidad intelectual de sus colaboradores para conseguir buenos resultados con un menor coste. No obstante, las empresas y los anunciantes parecen asumir lo que decía san Ignacio de Loyola “en tiempo de tribulación no hacer mudanzas”, y consideran que sus actuales proveedores de servicios de comunicación y publicidad son buenos para los tiempos que vivimos.