Imagen y realidad (El Economista)
Con El Bulli perdía dinero». Son palabras de Ferran Adrià a elEconomista, que pudieron sorprender a más de uno. El cocinero número uno mundial, el restaurante que tenía una lista de espera de varios años, el chef más famoso del globo, que ha generado portadas de periódicos de todo el mundo, ¡perdía dinero! con su restaurante. No pretendo hacer aquí un análisis económico ni de gestión, porque probablemente la «empresa Adriá» sea rentable por sus otras muchas líneas de negocio, pero el ejemplo de El Bulli es una percha para colgar de ella una reflexión sobre comunicación e imagen pública en el mundo empresarial.

El gran médico y alquimista del Renacimiento, Paracelso, creía que la Medicina es mucho más un arte que una ciencia. Para el eminente científico suizo, no se trataba tanto de prescribir al enfermo complicadas recetas, de dispensarle productos fruto de una depurada alquimia o de artificiosas mixturas sino de un proceso de vida, de una actitud que debía ser entendida e interiorizada antes de poder ser prescrita. Es decir, de un proceder que se cultiva, cuida y ejerce como un arte, con el mismo talante con el que un pintor afronta diariamente la composición en el lienzo o el músico escribe una partitura.